jueves, 13 de febrero de 2014

Las alas del ícaro


Me niego a la vida o a la muerte en esta isla de hombres solos, asumo la rebeldía primera como único gesto con vigencia histórica, la ira temprana como la dignidad más pura, la travesura de niño como la transgresión más justa; el papalote al que ayer solté amarras, aun me espera suspendido allá afuera, beso furtivo, palabra prohibida, intermitente luciérnaga que flota… “quien ha visto la esperanza, no la olvida”... Damián Gallardo Martínez

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